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Pero Qué Necesidad…

Visión Intercultural

fjrmay@hotail.com

Diferentes medios en Quintana Roo, así como voces de liderazgos locales especialmente del histórico y Honorable Patronato Pro-Universidad de José María Morelos, han documentado la lucha del sindicato de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo. Uno de los elementos mencionados en las últimas manifestaciones se refiere a la reforma al Decreto de Creación de la UIMQRoo, publicado en el Periódico Oficial el 26 de septiembre de 2022, aunque al final del documento se menciona que se dio el 8 de septiembre, 2022, con la firma de Carlos Manuel Joaquín González y Ana Isabel Vásquez Jiménez (https://drive.google.com/file/d/1Oyqdc8p0WUsmQUiXRZPwSCY8WoMKpl17/view). ¿Hubo discusión de calidad en el Congreso Local? No se sabe.

Llama la atención la fecha de su publicación y componentes del documento.

La reforma se publicó prácticamente en la pandemia del Covid-19, el proceso que condujo a su publicación fue en plena pandemia. ¿Qué explica lo anterior? ¿Por qué no se llevó a cabo el proceso “en plena luz del día”?

No hay que dejar de mencionar que en la UIMQRoo no hay rector. Hay un encargado del despacho de rectoría, quien a la vez es representante legal, pero no tiene estudios universitarios ni experiencia en educación superior o investigación científica. Es difícil de creer que esta persona no haya estado involucrada en el proceso que condujo a la reforma en cuestión.

La experiencia de la Universidad de Quintana Roo, vuelve en la memoria de quienes vivimos el turbulento proceso de su inicio. Su primera Ley Orgánica, 1991, contemplaba que el grado académico mínimo de quien fuese su rector, sea de maestría. Cuando entró como rector, curiosamente un primo del gobernador en turno, quien no tenía maestría, solo licenciatura, hubo antes la necesidad de modificar dicha Ley cambiando el nivel de estudios de quien ocupe la rectoría.

Afortunadamente en el caso de la UIMQRoo, la reforma en cuestión no rebajó el nivel de estudios de quien ocupe su rectoría, sigue siendo maestría. Pero a más de 30 años de creación de la UQRoo, hoy autónoma, y a más de 15 de la creación de la UIMQRoo, el requisito de grado académico para ocupar la rectoría debería ser nivel doctorado con experiencia probada en educación superior, en investigación científica de alto nivel y en gestión y administración a nivel de educación superior. Lamentablemente no es el caso. La nueva reforma señala en el Art. 32, inciso I, p. 35, que la persona que ocupe la rectoría debe “Poseer título de licenciatura y maestría o doctorado…o documento análogo (¿Qué quiere decir esto?) expedido por institución encargada en la formación docente y/o impartición de educación”. No queda claro, es decir ¿las instituciones patito serán también reconocidas? Sin duda es un retroceso con respecto a la normatividad anterior (ver Art. 14 Periódico Oficial del 15 de abril 2009, https://drive.google.com/file/d/10nON82HiAk6GIZ61DTo9EEdLp_FTMssn/view)

La rectoría de una institución de educación superior no debe ser ni un botín o favor político, ni un espacio para ver si una persona que tiene la confianza del quien gobierna puede hacer un buen trabajo. Hay demasiado en juego, el desarrollo de una región, que los políticos deberían de considerar. Lo contrario nos sigue condenando al subdesarrollo.

La reforma de la UIMQRoo no fue consultada ni mucho menos consensuada con los actores, como el personal de la universidad; también DEBIERON HACER una consulta libre, previa e informada al pueblo Maya de Quintana Roo, como se hizo anteriormente y como dicta no solo el sentido común sino la Carta de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, establecida por la ONU.  Su voz debe ser escuchada, tomada en cuenta y tener acceso a educación de calidad. La reforma puede ser impugnada y tumbada, tan solo por esta situación.

La reforma no solo violentó el proceso de debida consulta, sino que tiene errores conceptuales muy fuertes, además de cómo percibe el perfil de quien ocupe la rectoría. Por ejemplo, la definición del concepto de interculturalidad, pág. 22, como “la relación positiva para el desarrollo humano que se da o promueve las culturas” no parece tener sustento. Por otra parte, después de los más de 15 años de experiencia, el Consejo Directivo, máximo órgano de gobierno de la UIMQRoo, debería tener mayor participación de la comunidad universitaria y del Pueblo Maya. No lo contempla la reforma en cuestión (Art. 16, pp. 28 y 29).

El Art. 30, pág. 34, señala que la persona que ocupe la rectoría será nombrada por el o la Titular del Poder Ejecutivo, o a indicación de esta autoridad lo puede hacer quien ocupe la Titularidad de la Dependencia Coordinadora del Sector Educativo o por el H. Consejo Directivo de la UIMQRoo. En otras palabras, esto se conoce como dedazo; es un retroceso que afectará no solo a la universidad sino al desarrollo de la región. Sería mucho mejor hacer una convocatoria pública y selección transparente con base en méritos académicos.

Pero qué necesidad de meter al gobierno actual, a la sociedad y a los Mayas en este brete.

Es cuánto.

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